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1.
Rev. cuba. med ; 60(1): e1627,
Article in Spanish | LILACS, CUMED | ID: biblio-1156550

ABSTRACT

La epidemia de la enfermedad por coronavirus del año 2019 (COVID-19) comenzó en Wuhan, en la provincia de Hubei, China, y en poco tiempo se extendió a otros continentes.1 El primer médico en alertar sobre esta nueva enfermedad en China fue Li Wenliang, especialista en oftalmología que enfermó y falleció a causa de la enfermedad.2 La transmisión de mayor rapidez se reporta por vía respiratoria, aunque existen estudios que describen la existencia de transmisibilidad del síndrome respiratorio agudo grave 2 (SARS-CoV-2 por sus siglas en inglés) mediante la lágrima y la conjuntiva de los pacientes infectados por COVID-19.3 La primera evidencia sobre esta vía de contagio se relata desde el 22 de enero, cuando Guangfa Wang, miembro del panel nacional de expertos en neumonía, informó que fue infectado por el SARS-CoV-2 durante la inspección en Wuhan. Llevaba una máscara N95 pero no usaba equipamiento para proteger sus ojos. Varios días antes del inicio de la neumonía, Wang se quejó de enrojecimiento ocular.4 Varios autores plantean que particularmente el conducto lagrimal funciona como un canal para recoger y transportar el fluido lagrimal desde la superficie ocular hasta el meato nasal inferior. Esto es conveniente para el drenaje del virus desde los tejidos del tracto ocular hasta el tracto respiratorio. Otra teoría propuesta para la afección oftalmológica es la diseminación del virus por vía hematógena a la glándula lagrimal.4,5 Algunos protocolos presentaron casos de aislamiento de cultivos en uno de cada tres pacientes, procedentes de muestras lagrimales, sin precisarse el mecanismo exacto al momento de cómo es que su diseminación culmina a ese nivel. Algunas de las propiedades de afinidad del el SARS-CoV-2 se debe a la alta adherencia de las células diana de la enzima convertidora de angiotensinógeno II (ACE2). De este modo, participan a nivel sistémico en los diferentes ejes, como el sistema renina-angiotensina-aldosterona, para así ejercer su virulencia.3 Sobre su cuadro clínico se describe como característica la presencia de conjuntivitis viral inespecífica. Además se reportan alteraciones atípicas como anosmia, hiposmia y disgeusia. Estas últimas corresponden al cuadro del protocolo inicial del interrogatorio por parte de la Sociedad de Oftalmología de México, España e Italia.3 Lu Chen, Meizhou Liu y otros6 del Hospital Chinchen, en China, reportaron en marzo de 2020 manera específica las manifestaciones oculares en relación con el SARS-CoV-2. Se trata de un paciente positivo mediante la prueba de reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR), con conjuntivitis folicular viral bilateral, con 19 días de evolución, donde se destaca la aparición de manifestaciones oculares como: ojo rojo, sensación de cuerpo extraño, epífora y visión borrosa, todo esto de manera bilateral. A la exploración por biomicroscopia se pueden definir hallazgos como: inyección conjuntival moderada; secreciones acuosas; nodulaciones foliculares conjuntivales en párpado inferior sin presentarse hemorragia; y manifestaciones en córnea, segmento anterior o posterior.3 Científicos brasileños han descrito en The Lancet algunas alteraciones en la retina de pacientes de COVID-19 utilizando la Tomografía de Coherencia Óptica (OCT), y han encontrado microhemorragias y lesiones a nivel de la capa de células ganglionares y de la plexiforme interna.1,2 La presencia de COVID-19 ha determinado la posible progresión de enfermedades tales como: el glaucoma crónico, la retinopatía diabética, la degeneración macular asociada a la edad, enfermedades corneales e inflamatorias, entre otras.5 Se ha descrito la presencia del SARS-CoV-2 en las lágrimas de pacientes con COVID-19.3 Algunos estudios confirman que los pacientes con síntomas oculares tenían más probabilidades de tener recuentos más altos de glóbulos blancos y neutrófilos y mayores niveles de procalcitonina, proteína C reactiva y lactato deshidrogenasa que los pacientes sin síntomas oculares, lo cual evidencia mayor gravedad del cuadro.4 En el Tratamiento de la COVID-19 se han estudiado determinados fármacos que pudieran producir alteraciones oftalmológicas.1 La cloroquina y la hidroxicloroquina, con efecto antiviral, causarían toxicidad ocular con altas dosis y tratamientos prolongados la expresión de dicha toxicidad se manifiesta por la aparición de depósitos corneales, catarata subcapsular posterior, disfunción del cuerpo ciliar y retinopatía. Por otra parte se ha confirmado que el Lopinavir/ritonavir (Kaletra) tiene entre sus efectos adversos sistémicos la hepatopatía, que puede provocar un tinte ictérico conjuntival.5 Consideramos que, al tratarse de un virus con tan fácil diseminación, el contagio por vía ocular es una posibilidad real e inminente, por ello se precisan de manera intencionada las medidas de protección ocular, sobre todo para el personal de salud. Dentro de ellos el personal que brinda atención oftalmológica es especialmente vulnerable por su proximidad a las vías respiratorias y ojos de pacientes. Los sistemas de salud deberán garantizar recursos de desinfección y control necesarios para evitar la propagación de la enfermedad(AU)


Subject(s)
Chloroquine/toxicity , Coronavirus Infections/epidemiology , Tomography, Optical Coherence/methods , Eye Diseases/complications , Lopinavir/toxicity , Hydroxychloroquine/toxicity
2.
Gaceta Médica Estudiantil ; 1(2): 122-131, mayo-agosto 2020. tablas
Article in Spanish | LILACS, CUMED | ID: biblio-1361317

ABSTRACT

Introducción: cada año se reportan en el mundo entre dos y tres millones de nuevos casos del carcinoma basocelular, el cual puede tratarse de diversas formas, en dependencia de la variedad clínica, localización y tamaño de la lesión. Existen antecedentes del empleo exitoso del HeberFERON® como alternativa terapéutica para este tipo de cáncer cutáneo. Objetivo: caracterizar clínica y epidemiológicamente a los pacientes con carcinoma basocelular tratados con HeberFERON® en el Hospital Docente Clínico Quirúrgico "Dr. Miguel Enríquez", de la provincia de La Habana. Método: se realizó un estudio observacional, descriptivo y transversal dirigido a caracterizar los pacientes con carcinoma basocelular tratados con HeberFERON®, durante el período comprendido entre enero de 2017 a diciembre de 2018. El universo estuvo constituido por 49 pacientes, no se utilizó muestra. Resultados: predominó el sexo masculino, la edad máxima encontrada fue de 96 años, el fototipo cutáneo II fue el que prevaleció, mientras que el lugar de residencia habitual fue la urbana. Se encontró que, del total de casos estudiados, 47, eran tumores primarios para un 95,91 %; la localización más frecuente fue en las mejillas y 40 pacientes recibieron tratamiento previo con criocirugía, representando el 81,63 %. Conclusiones: la hipertensión arterial fue la enfermedad de base que predominó. El subtipo clínico más frecuente fue el nodular, al igual que el histológico. La respuesta al tratamiento fue favorable en la mayoría de los casos tratados con HeberFERON®.


Introduction: between two and three million new cases of basal cell carcinoma are reported worldwide each year, which can be treated in various ways, depending on the clinical variety, location and size of the lesion. There is a history of successful use of HeberFERON® as a therapeutic alternative for this type of skin neoplasm. Objective: to characterize clinically and epidemiologically the patients with basal cell carcinoma treated with HeberFERON® at the "Dr. Miguel Enríquez" Clinical Surgery Teaching Hospital in Havana. Method: an observational, descriptive and cross-sectional study was conducted to characterize patients with basal cell carcinoma treated with HeberFERON®, during the period January 2017 to December 2018. The universe consisted of 49 patients, no sample was used. Results: males predominated, the maximum age found was 96 years, skin phototype II prevailed, while the usual place of residence was urban. It was found that of the total of cases studied, 47 were primary tumors (95.91%), the most frequent location was on the cheeks and 40 patients received previous treatment with cryosurgery representing 81.63%. Conclusions: the predominant underlying disease was high blood pressure. The most common clinical subtype was nodular, as well as the histological one. The response to treatment was favorable in most of the cases treated with HeberFERON®.


Subject(s)
Humans , Skin Neoplasms/drug therapy , Carcinoma, Basal Cell/drug therapy , Interferons/therapeutic use , Hypertension , Epidemiology, Descriptive
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